viernes, 17 de febrero de 2012

Editorial: ¿Estamos a facer ben as cousas en Saude Mental?


Ó meu amigo C… morreulle a nai hai uns anos e vive coa sóa compaña dunha tribu de gatos. Ás veces atópome con el de vagar pola rúa, ou a falar e rir baixiño ou calado, coa mirada cara ó chan, a pensar Deus sabe que lerias. O meu amigo  é esquizofrénico e cando lle preguntamos polo tratamento que está a seguir, non é quen de explicar nada ó respecto. Podíase pensar que esa falla de información é motivada pola propia enfermidade, pero cando afondamos no tema dámonos de conta que os supostamente sans tampouco son quen de lle ver algo medianamente lóxico no xeito que teñen de atender dende a Sanidade o seu problema. Ante a pregunta a profesionais da saúde mental de por qué non está nalgún programa de terapia, a resposta é que, inda que no seu caso sería non xa necesario, senón imprescindible, pois sinxelamente «non hai sitio» e, a maiores, caso de habelo, segundo eles mesmos, non sería o axeitado, ou sexa «non hai» e punto.


 E estamos a falar dun caso illado que podería pasar por unha sinxela anécdota se non fora porque ¿cantas persoas están no seu caso ou semellantes?. Achegándonos ás estadísticas vemos que moitas mais das que se pensaría, e os problemas de saúde mental non fan máis que aumentar, e un motivo importante dabondo é a perda do benestar (ou do, a lo menos, «estar») de resultas dos problemas económicos e sociais da poboación en xeral, e da que está marxinada por algunha causa, en particular; deste xeito, andamos a dar voltas: marxinación = perda de saúde mental e viceversa.

E non podemos rematar esta reflexión sen lembrar que neste país quen leva o peso da atención as persoas con problemas de saúde mental son as asociacións de particulares, e que eses particulares, familiares, pacientes, profesionais… forman parte da nosa sociedade; esa sociedade somos nós todos, e constituímonos mal que ben nun Estado, e un Estado ten as súas obrigas que cumplir.

jueves, 2 de febrero de 2012

Comunicado da Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE) ante a posibilidade de derogación da ley de saude sexual e reproductiva







Con el objetivo de reducir el número de interrupciones inducidas del embarazo

COMUNICADO ANTE LA POSIBILIDAD DE DEROGACIÓN DE LA LEY DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA E INCREMENTO A LAS BARRERAS DE ACCESO A MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS

La Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE) y sus asociaciones miembros se oponen de manera rotunda a la idea de volver a una ley del aborto basada en supuestos y similar a la de 1985, ya que esto supone:

Para la sociedad:

1.       Aumenta la inequidad económica entre aquellas que siempre van a poder costearse una interrupción y otras ciudadanas a las que se les va a dificultar el acceso por motivos económicos.

2.       La no promoción de elementos esenciales de la actual Ley como la educación sexual y el acceso a anticoncepción. Las leyes más restrictivas no están vinculadas con ninguna reducción de los abortos; la planificación familiar sí[1].

3.        Una medida que está en contra del sentir de la mayoría y prioriza la opinión de unos pocos, basada en consideraciones morales y no en afirmaciones científicas[2].

4.       El enriquecimiento y aparición de mafias dedicadas al aborto clandestino con el consecuente aumento de riesgos para la salud pública.

5.       Alejarnos del marco jurídico predominante en la Unión Europea  (tan sólo Irlanda y Polonia tendrían legislaciones más restrictivas que la española).

Para la mujer:

6.       Una vulneración de sus derechos al negarle su capacidad de decidir sobre su maternidad y cuerpo, y delegar su autoridad sobre un tutor o perito que decidiría por ellas.

7.        Situaciones de inseguridad jurídica ya que la penalización del aborto de nuevo lleva a que cualquiera que se acoja a un supuesto de despenalización pueda ser posteriormente cuestionada y encausada.

8.       Alarga y dificulta el proceso favoreciendo el aborto tardío y el aborto clandestino, con grave peligro para la salud de la mujer.

9.       Incremento del sufrimiento y padecimiento psicológico que acompañan al embarazo no deseado.

Para los profesionales:

10.   Inseguridad jurídica ya que puede cuestionarse el acogimiento a un supuesto despenalizador e iniciarse juicios contra el/la profesional.

Para el no nacido:

11.   Menos consideración de su protección como bien jurídico[3] ya que, no pudiéndose establecer el límite temporal en el supuesto de riesgo en la salud de la madre, no respeta los tiempos relacionados con la viabilidad fetal que sí son considerados y delimitados con la actual ley.

Por todo ello consideramos que las medidas que se pretenden tomar son inadecuadas y solicitamos:

La aplicación total de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva de 2010; especialmente, la inserción de la educación sexual en la escuela primaria y secundaria, y la garantía del acceso universal a métodos anticonceptivos. Dos elementos que, tal y como demuestran los datos científicos disponibles y a diferencia de las leyes restrictivas del aborto, reducen el número de interrupciones inducidas del embarazo.